MADRUGÁ 2014

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martes, 25 de diciembre de 2012

Navidad en Linarejos.


Allá por Linarejos, en un día como hoy, ha nacido un Niño muy especial .

Su llegada al mundo ha sido en el seno de una familia humilde y sencilla, pero también muy cofrade. Llegaron sus padres hace más de siete siglos y allí donde Dios les quiso dar cobijo se establecieron, formando un hogar que con el devenir de los tiempos ha llegado a convertirse en referencia de los vecinos, amparo de los desfavorecidos y refugio para almas atormentada. Y en esa casa, hogar de tantos linarenses, ha nacido este Niño que de tan cofrade que es, desde su nacimiento ya es cotidiano para Él el oro, el incienso y la mirra.

Su Madre le mece entre sus brazos mientras espera que se duerma para recostarlo en un pesebre hecho de costales nazarenos y terciopelos morados, para que entre esas telas Jesús, que así se llama el Niño, sueñe con la Gloria que un día le espera. El Niño esboza una leve sonrisa, mientras su mente recrea un mar en oleada de capirotes morados y capas blancas mecidos al son de la música, imagina el río de sentimientos nazarenos que discurre serpenteante entre calles y plazas y el mecer susurrante de plumas blancas al viento de un ejercito dispuesto a todo por su Rey. El Niño sueña con caminos empedrados de claveles rojos, con trabajaderas de dura brega en la oscuridad de la noche, con aromas de incienso y rosas esparcidos por el viento y con requiebros imposibles de la plata y el terciopelo solo posibles en los primeros rayos de la amanecida.


El Niño se despierta, busca con la mirada los ojos de María, su Madre, y sonríe al cruzarse sus miradas. María ya sabe que es lo que sueña su Hijo y que es lo que, a pesar de su destino, le hace sentirse tan feliz. Seis lágrimas recorren sus mejillas y Ella siente lo que a lo largo de su vida será, sin duda, su Mayor Dolor. Coge al Niño entre sus brazos y de sus labios solo se oye un susurro: "Mi Hijo quiere ser Nazareno".


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